
La población del lugar aumenta considerablemente durante el verano, al ser el punto de la Costa de la Luz onubense que absorbe más turismo. Esto se debe a que cuenta con las infraestructuras más desarrolladas- tanto en cuanto a hoteles y apartamentos, como en cuanto a servicios, en lo que se refiere a bares, restaurantes y tiendas- de toda la provincia. Un elevado porcentaje del turismo que elige Matalascañas para pasar sus vacaciones es de nacionalidad española.
La playa en sí es de estilo familiar, y se extiende a lo largo de unos 4 kilómetros de arena clara y aguas limpias. Si bien la parte urbanizada está muy bien equipada, a medida que el visitante se aleja de Matalascañas y se va adentrando en el Parque Nacional de Doñana, la playa se va desertizando, menguando simultáneamente la cantidad de servicios. Una peculiaridad de la Playa de Matalascañas es que representa el único acceso posible a pie hacia las playas del Parque Nacional de Doñana, abriendo de este modo la entrada a 40 kilómetros de costa, dentro de una de las más importantes reservas naturales de Europa.
Otra de las características atracciones de Matalascañas es la Torre de la Higuera, conocida igualmente, a nivel popular, como el Tapón de Matalascañas. Se trata de una torre vigía con varios siglos de antigüedad, que se encuentra volcada en posición invertida en la amplia playa. Su estado de conservación es únicamente parcial, al haber sido deteriorada por el mar y los temporales a lo largo del tiempo.
En suma, el lugar es tanto idóneo para disfrutar de unas vacaciones de costa, como para practicar turismo de naturaleza, realizando excursiones al Parque de Doñana. La bondad del clima permite además realizar una gran cantidad de actividades al aire libre, dentro de las que, por supuesto, quedan incluidos los deportes acuáticos.